Cada vez que recuerdo ese día, ese día en el que me lo hiciste pasar tan mal. Y que yo sigo como una tonta aquí escribiendo mil y una entradas por ti, desde luego, te haces famoso en el blog, más de la mitad va por ti. Claro que eso no es muy buena señal, eso desde luego...
Ese día en el que conseguiste que no pudiera mirarte a la cara durante un largo tiempo. Fue de lo peor, y seguro que tú cuando lo recuerdas, te ríes, pero yo no me río mucho, sinceramente. Aun que me pidieras perdón, creo que sinceramente no te diste el daño que me hiciste. Estoy segura de que pensaste que era una broma, y yo una amargada por no aguantarla. Pero para mi no fue una broma, no, fue mucho más que eso. Fue un muro tras otro que se me caía encima. Y cada vez más fuerte, más grande, con más dolor, con más sangre, con más lágrimas... Y para ti, una simple broma que recordar, y con la que reír y pasar el rato.
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