Esta entrada va dedicada a una de las lectoras, que es también mi amiga. Y que la deseo lo mejor del mundo. Y que la quiero muchísimo. Ánimo, guapa.
Están esas veces en las que la gente se mete con nosotros, pero nosotros sonreímos, miramos hacia otro lado y callamos por miedo a que la tomen contigo para siempre.
Están esas veces en las que tus padres se llevan fatal, discuten todo el santo día, y luego te echan las culpas a ti, aun que no tengas nada que ver. Te gritan. Te hacen hacer cosas que no tienes por qué. Te obligan a recoger cosas de la casa que no son tuyas. Delante tuya se quejan de haberte tenido. Y tú lloras, te ven, te secas las lágrimas y sigues intentando sonreír, por mucho que te cueste. Y no haces nada al respecto. Cuando en el fondo tienes que hacer algo. Y lo que más jode es ver a uno de tus padres ahí, que sabe cómo te está tratando el otro de mal, y no hace nada. Simplemente se calla. Y hace caso a lo que le dicen. Sé que es difícil porque nos da miedo que esa persona se porte aún peor con nosotros de lo que lo hacía. Y yo nunca he estado en esta situación, y espero no estarlo nunca. Pero ahí fuera hay miles de personas sufriendo maltrato psicológico y físico. Y nadie hace nada al respecto. Ni ellos mismos. Pero os digo algo a aquellas personas que lo sufrís, ¿qué perdéis contándole a alguien que te tratan mal? ¿Qué perdéis pidiendo ayuda para que no tengas que soportar más a esa gente? No pierdes nada. Bastante mal estás ya. Por mucho que te haga, es mejor arriesgarse a poder salir de ese sufrimiento en el que vives y ser feliz.
Por eso, por muy difícil que sea la situación, debes pedir ayuda, debes actuar y que esa situación acabe lo antes posible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario